Para nadie es un secreto que los colombianos estamos atravesando por una fuerte crisis económica causada, en su mayoría, por el desempleo y la falta de oportunidades laborales. Tampoco es un secreto que el gobierno actual invierte varios millones de pesos diarios en la guerra. Nos puede parecer contradictoria la situación pero es la cruda realidad, en este país se prefiere gastar el dinero en una guerra que parece no tener fin, a invertir, por ejemplo, en la educación de los niños para que no estén condenados a repetir esta monstruosa historia en un futuro no muy lejano.
De la crisis no se salva nadie. La carencia de oportunidades laborales afecta tanto al caleño fresco como al paisa emprendedor; tanto al costeño despreocupado como al bogotano ambicioso. Después de hacer un estudio sobre lo que posiblemente puede ser causante de la actual situación he llegado a una firme conclusión: El desempleo en nuestro país obedece a la falta de educación, factor indispensable para evitar caer en las garras de este mundo globalizado.
Según estadísticas del DANE el número de estudiantes matriculados en instituciones que ofrecen educación formal en Colombia presentó una tasa de crecimiento del 0,1% en el año 2008 con respecto al 2007. En estas circunstancias ningún avance puede ser rechazado pero sí debe reconocerse que el porcentaje de crecimiento presentado no obedece a la cifra que debería presentar un país que “promueve e invierte en la educación”.
Aunque el estudio sobre la educación formal presentado por el DANE revela que la mayoría de las instituciones de educación formal en nuestro país ofrecen básica primaria y que ésta sigue siendo el nivel educativo que mayor número de matriculados presenta, en el año 2008 mostró una tasa de crecimiento negativa del 2,0% con respecto al 2007. Los niños y jóvenes antes de ser el futuro de nuestro país son el presente y ante la necesidad muchos de ellos dejan el colegio por irse a trabajar y colaborar en la economía del hogar, por lo que la idea de que serán los “transformadores sociales” puede ser tirada a la basura.
El sector oficial (escuelas y colegios públicos) sigue siendo el más recurrido, el 76,8% de estudiantes matriculados en el 2008 lo hicieron en instituciones de este tipo, lo que nos corrobora que la educación en nuestro país depende, en su mayoría, de los aportes estatales. Lástima que la asistencia prestada no sea integral, pues en muchas ocasiones dichas instituciones se ven obligadas a frenar su labor hasta que los docentes reciban su pago mensual obligatorio y regresen a sus sitios de trabajo.
El DANE muestra igualmente en su estudio que la mayoría de docentes de cada nivel educativo (preescolar, básica primaria, básica secundaria y media) cuentan con estudios profesionales. Un dato reconfortante que le otorga cierto grado de calidad a la educación, aunque no puede olvidarse que la globalización trae consigo la necesidad de actualización y aprendizaje constate no sólo para los estudiantes sino también para los docentes y así poder cada día ofrecer más calidad.
La mayoría del pueblo colombiano desconoce la forma de proceder del gobierno cuando incauta dinero proveniente del narcotráfico, por ejemplo. El destino de esos varios millones de dólares es incierto. Como aun no está prohibido pensar en lo que podría ser, “que bueno sería que todo este dinero fuera reinvertido en el pueblo, en salud, educación, vivienda, recreación y en todo de lo que carecemos”. Al parecer esas no son las prioridades estatales, lo que parece es que nuestros gobernantes quieren aportar poco a aspectos tan importantes como la educación porque en el fondo desean seguir teniendo personas dóciles que se dejen manejar y no tengan argumentos en contra de las decisiones macabras que suelen tomarse.
No podemos seguir siendo un país conformista que enfoca sus intereses en la guerra, se hace necesario impedir que el estado tome decisiones por nosotros y viole la democracia que tanto proclama. Necesitamos una buena educación que genere cambio social. ¿Con todo esto y pensando en segunda reelección? Sin palabras.
De la crisis no se salva nadie. La carencia de oportunidades laborales afecta tanto al caleño fresco como al paisa emprendedor; tanto al costeño despreocupado como al bogotano ambicioso. Después de hacer un estudio sobre lo que posiblemente puede ser causante de la actual situación he llegado a una firme conclusión: El desempleo en nuestro país obedece a la falta de educación, factor indispensable para evitar caer en las garras de este mundo globalizado.
Según estadísticas del DANE el número de estudiantes matriculados en instituciones que ofrecen educación formal en Colombia presentó una tasa de crecimiento del 0,1% en el año 2008 con respecto al 2007. En estas circunstancias ningún avance puede ser rechazado pero sí debe reconocerse que el porcentaje de crecimiento presentado no obedece a la cifra que debería presentar un país que “promueve e invierte en la educación”.
Aunque el estudio sobre la educación formal presentado por el DANE revela que la mayoría de las instituciones de educación formal en nuestro país ofrecen básica primaria y que ésta sigue siendo el nivel educativo que mayor número de matriculados presenta, en el año 2008 mostró una tasa de crecimiento negativa del 2,0% con respecto al 2007. Los niños y jóvenes antes de ser el futuro de nuestro país son el presente y ante la necesidad muchos de ellos dejan el colegio por irse a trabajar y colaborar en la economía del hogar, por lo que la idea de que serán los “transformadores sociales” puede ser tirada a la basura.
El sector oficial (escuelas y colegios públicos) sigue siendo el más recurrido, el 76,8% de estudiantes matriculados en el 2008 lo hicieron en instituciones de este tipo, lo que nos corrobora que la educación en nuestro país depende, en su mayoría, de los aportes estatales. Lástima que la asistencia prestada no sea integral, pues en muchas ocasiones dichas instituciones se ven obligadas a frenar su labor hasta que los docentes reciban su pago mensual obligatorio y regresen a sus sitios de trabajo.
El DANE muestra igualmente en su estudio que la mayoría de docentes de cada nivel educativo (preescolar, básica primaria, básica secundaria y media) cuentan con estudios profesionales. Un dato reconfortante que le otorga cierto grado de calidad a la educación, aunque no puede olvidarse que la globalización trae consigo la necesidad de actualización y aprendizaje constate no sólo para los estudiantes sino también para los docentes y así poder cada día ofrecer más calidad.
La mayoría del pueblo colombiano desconoce la forma de proceder del gobierno cuando incauta dinero proveniente del narcotráfico, por ejemplo. El destino de esos varios millones de dólares es incierto. Como aun no está prohibido pensar en lo que podría ser, “que bueno sería que todo este dinero fuera reinvertido en el pueblo, en salud, educación, vivienda, recreación y en todo de lo que carecemos”. Al parecer esas no son las prioridades estatales, lo que parece es que nuestros gobernantes quieren aportar poco a aspectos tan importantes como la educación porque en el fondo desean seguir teniendo personas dóciles que se dejen manejar y no tengan argumentos en contra de las decisiones macabras que suelen tomarse.
No podemos seguir siendo un país conformista que enfoca sus intereses en la guerra, se hace necesario impedir que el estado tome decisiones por nosotros y viole la democracia que tanto proclama. Necesitamos una buena educación que genere cambio social. ¿Con todo esto y pensando en segunda reelección? Sin palabras.